sábado, 23 de marzo de 2019

LX - Despropósitos líricos (El Arlequín de la múa)

Ayer a última hora, como todo lo que hice en vida
hispánicamente patrio en mi efectuar d'esta lírica maldita.
Se me ocurrió pensarte, a ti, en tu muda tumba llena de amapolas
o quien sabe donde, una cuneta, sin epístola, teniendo tal vez por féretro
mísera chabola, símil de tu actual recuerdo.

Y veo tu obra extensa o breve, prometedora o tal vez insulsa
cuyos descendientes ahora, triunfante insultan y reverencian
con mas dedicación a la oratoria,
que a la sentencia vil condenatoria
con la que escupen verbalmente a tu ancestral herencia.

Me dirán, superado el despropósito teatral de esta parodia
que en fonología no voy puesto, (perdón, suelo irlo de otras cosas)
mas el respetable aquí verá en su propia desmemoria:
¿Quien puede acaso recordar, mas allá de la actuación,
las palabras con la que pretendemos contar aquí nuestras historias?

Y me encuentro una vez mas, el silencio de corderos
la impasibilidad ante este número, que uno mejor vendrá luego
Cui prodest?
no ante la poesía esperada sino teatro aderezado,
quizás con clase y moratoria
quizás, con un sentimiento inapropiado.

¡Oh, el dolor del amor frustrado!
¡Oh, la pasión emotiva con la que narras tu esencia
a un oído que previamente has rasgado!

¡Que cruel el engaño! ¡Que dura la muerte!
Y qué bien hago de esta letra paño, de lagrimas
al calor de tu sepulcral lumbre.

¿Cuál es tu oficio, poeta? me pregunto.

Ignorante de mí comparaciones (cuán odiosas) hago.
Quevedo, Alberti o Aleixandre
Cernúda, Machado o De la Serna
El denostado Lorca, Madariaga o quizás Benavente.

Todos emisarios, como pájaros mudos de una condena
mientras nosotros, quedos simples de una realidad paralela
mantenemos en nuestro ombligo la visión plena
y a nuestro alrededor, todo se emponzoña y pudre

Y anónimos seguiremos adulando iconoclastia
quien sabe si algún día nacerá una nueva estrella,
mientras este, nuestro humilde polvo tiendo
mientras nuestras letras se pierdan en el tiempo
como lagrimas en la lluvia de la historia.

Porque esto no es un poema altisonante,
sino queja barata e irrisoria.
Un estudio de marketing y a la vez parodia.
Aunque sigamos, por siempre jamas
dando las mismas vueltas a la noria.

Aquí sinceramente, termino.
Adiós.






Raiben

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