jueves, 29 de enero de 2015

XXXIX - Pongamos, no se, un reto.

Fui una vez yo chaval, siendo muy pequeño
yendo por la vida en sueños
el muñeco triste que escogí un día hacer,
para quedar cabal, vivo entre el oleaje
que la vida me ofreció en mi plan de viaje.

Mudo canté mi lema a gritos dondequiera que marché
No queriendo así ocultar mi cara, debajo de la piel
Que siendo sincero, siempre dije te quiero
aunque tocara ir a contracorriente.

Si quieres un consejo, de uno que nació viejo
cuyo reloj va al revés...
Arriesga a todo y gana, la experiencia nunca es vana
nada mata todo engorda, y te levantas mañana otra vez

Sin doctrinas, con la rosa y las espinas,
entre la espada y la pared
Aprendí, que la canción de la vida
no se repite ni una ni dos ni tres

Como el que tropieza hasta quedarse sordo
repetiría hasta pillar acidez
Que habiendo estado ciego, volar, estrellarme en el suelo
morí mil veces chaval, aquí aun me puedes ver
Lagrisas y Sonrimas


Muerto sentí sin duda alguna, cicatrices tengo aún
podrido el cuerpo el alma, ya ves tu
Mi truco es contener la calma


Si algo me llevé del naufragio, pocas cosas en papel
que te sirvan de diario.
Mil lunares tengo ya en la piel
malas curas, por miles de agravios.

Usted no se preocupe, por muchas oscuras nubes
que en tu camino te atrevas a poner.
Si hasta la sepultura, cualquier palo es cultura
siempre que lo sepas coger.

No llores sin ganas, no rías si no quieres
gastarlo es el truco en momentos importantes
Que si vendes pronto el producto estrella
en seguida te quedas sin clientes.

Ese tiempo deseado en Carpe diem's no se puede decidir
el viraje de la vida toma rumbos que no puedes elegir
amor dinero salud y cuerpo viajero, todos sueñan tener
no saben ellos, que la hora de escoger,
es la vida quien te lo hace a ti

Haz lo que desees chaval, en resumen, no te quiero aburrir
no me paro mas, el rato del cigarrito que me voy a ir

Solo te digo yo ahora muerto, si vivo estuviera
enfrente de mis errores, por repetir mi vida,
otra y mil veces muriera.

Mudo canté mi lema a gritos dondequiera que marché
No queriendo así ocultar pena cobarde, debajo de la piel
Que siendo certero, siempre lo hice sereno
aunque acabase para siempre.




Raiben

viernes, 23 de enero de 2015

XXXVIII - Romeriando que's gerundio

Hoy sacudo en la ventana
las migajas de tristeza
limpio las manchas del viaje
entre vinos y cervezas

Voy cantando últimamente
todo lo que tengo enfrente
y aunque no fuera corriente
a mi eso me la pinfla

Deseo la llegada del sol
cual gorrión la primavera
pa gritar esta canción
y darle sabor a tu vera.

Cantame una canción al oído
Irrisible cuerdeteo animante
y yo te recito unos versos
luego ya nos escondemos
tiempo para ser traviesos

A mi dadme una guitarra
menos tirria menos pena
que para pasar el rato
demos rima a nuestra vena.

Si quien trisca es una cabra
pues brinquemos de alegría
que la risa nunca es mala
si nos busca en compañía

Voy andando siempre al son
del que de vivir no olvida
y aunque sea un día marrón
no me olvido la sonrisa.

Bailemos rumba con arte
por techo luna estrellada
nademos entre las olas
de las montañas del hambre

Recitame unos versos
que yo te canto al oído
luego ya si eso nos besamos
y te como el corazoncito

A mi dadme una guitarra
menos tirria menos pena
que para pasar el rato
demos rima a nuestra vena.

Si quien trisca es una cabra
pues brinquemos de alegría
que la risa nunca es mala
si nos busca en compañía






Raiben

jueves, 22 de enero de 2015

XXXVII - Rasgueo de cuerda en Si Séptima

Sobre la mesa se queman, los restos de las colillas
En el recuerdo arden, como impertérritos los poemas
Del alma se derriten, una a una las vivencias
No sobrevive siquiera, el recuerdo de tus piernas.

Entre los dedos caen, como si fuese arena,
y en el desierto se pierden, en el mar una lágrima de pena
Y nos lamemos hoy, como viejos lobos, cada uno sus heridas.
I would shiver the whole night through
Sin pensar, tal vez, que fueron auto-infligidas.

Nos armamos de letras, y protegemos el cuerpo
olvidamos el ayer, para vivir el momento
lloraremos mañana, lo que hoy presentimos
para huir lejos de aquí, donde no vernos al espejo.

Corremos mas que nuestra sombra, escapando de uno mismo
y a la vuelta de la esquina, ahí nos espera, todavía vivo.
Nos mira con sus ojos, que son nuestros,
y temiendo su respuesta, en el bosque nos perdemos.

Y al final de la historia, siempre nos acabamos encontrando
en la ultima escalera, rumbo a la azotea del cielo
en el templo de los oníricos
donde no existe el tiempo.

Dime, ¿qué harás, cuando la cuenta acabe?
Cuando caiga el telón de la obra,
cuando aquel que calla, otorga,
cuando en la sed, el agua se termine.

Y al término del libro, una declaración
entinta en sangre, sal y sudor
si llaman algún día a la puerta
no abras, seré yo.





Raiben


jueves, 15 de enero de 2015

XXXVI - Chorrimusica supongo, si encuentro maneras

Y míralo como bota, el pasado cual garrapata
que no me abandona ni perdona
aunque pensase en mi cabeza que era agua mal pasada


Y míralo como se agarra, con sus garras aferradas
ante el olvido enganchada a mis temores
como si fuera que veo la vida solamente a dos colores


Se aparece y desaparece, míralo entre pedazos del recuerdo,
como queriendo volver loco mi cuerpo en los embites del enojo
menos mal que para estar loco, primero tuve que ser cuerdo
y ahora llega a mi puerta, sucio y roto lleno el cuerpo de rastrojos.


Añadir leyenda, si es necesario
No no no, no quiero oír tu caramelada cantinela
que hoy no quiero ni andar con mis penas
prefiero envenenarme con el sol


Y no, no quiero sentir tu recuerdo en piel
nunca sumar pena o tristeza a mi tren
prefiero dejar hueco entre los dos.


Voy en busca de parches nene, para poder tapar
los agujeros de bala en mi cuerpo de dos en dos
y un día encontrare una que sepa masturbar
las heridas de mi negro negro corazón.


Y míralo como va, tirado por callejones
siempre blanco y negro ya no importa
si pa tocarme los cojones ya tengo la lluvia


Y míralo como ya no me va a causar
lagrimas dulces y saladas como tortas
si pa tocarme los cojones ya tengo la lluvia






Raiben

jueves, 8 de enero de 2015

XXXV - Página quemada

"Fue como un frío mortal, rápido traidor y repentino,
bajando por el espinazo tras una cuchillada ya esperada.
Mirada serena, del que espera de muerte su condena
mientras enfrente observa a la mano ejecutora."

- Memorias de un bohemio, capitulo sin nombre, pagina no escrita.




Esos días viajaban entre las brumas frías de octubre, rodeados de incertidumbre
y el arrullo del rápido paso del tiempo entre golosinas fumadas y mordidas.
Ante mi una promesa, una sorpresa, un mal presagio, como todo lo que ya presuntamente uno teme.

Era una tarde cálida, de esos últimos días entre verano e invierno, cuando los días acaban "tocados" por los dedos de Eos, y el naranja del horizonte anuncia la llegada del helor invernal.

Trabajaba moviendo cajas y cacharros de aquí para allá cuando una frase, como la última esquela de la tumba propia, se me presentó ante los ojos con una sola verdad:

"La felicidad ajena que buscas, cual sacrificio la habrás de pasar"
Ave coratione, ego condemno te

Sin dar demasiado crédito a la propia consciencia,
(¿Quién carajo cree en las visiones?) pasé ese terror repentino como aquel que ve pasar la muerte ante sus ojos y termina olvidando.
Y los días pasaron rápidos, como pasan las páginas de un libro ya leído con la finalidad de encontrar la parte que buscas.




Allí estaba de nuevo, en busca de mis viajes espirituales, de traspaso de miradas y bebidas espirituosas de oscuro (y bien conocido) origen.
Perdido en callejones ayer luminosos y musicales, hora oscuros y silenciosos transformados por el paso de tal verdad impertérrita:


El mundo nunca detiene su eterno avance, 
aunque deseemos pararnos un instante 
para disfrutar del olor de las últimas rosas estivales.

Mi revelación se hizo eterna en un solo segundo, y miles de estrellas decidieron apagarse en ese instante, como prendidas de un encanto invisible, solo comprensible a ojos macabros, y masoquistas.

Ni un solo nervio se movió entonces, ni una lagrima brotó henchida, ni gota alguna de sangre tuvo el valor necesario para manar de tal herida. A fin de cuentas, soy máster graduado en guardar mis calvarios en lo mas profundo del alma, si es que queda resquicio alguno de ese telamen ajado por los embites y garras de los animales salvajes.

Lo peor vino con el tiempo, cuando las noches se hicieron mas largas y el hueco en el colchón se fue volviendo mas abismal con el paso bailarín de las agujas de un reloj ya roto.
Cuando las viejas ilusiones del pasado, se fueron deshojando como robles en su merecido otoño, y el velo cayó de entre los ojos del soñador al suelo con el atronador sonido de una mota de polvo al tropezar con una galaxia.

Solo una cosa pudo oirse esa tarde, en todas las taifas de Al-Andalus,
el crujido inerme del cristal al romperse,
el vinilo deteniendo de manera abrupta su ultima canción,
el aullido del lobo a la luna,
cuando perdido en su tristeza y locura,
aúlla por no perder la razón.

Y todo se fue, tan rápido como vino, entre los vapores etílicos de una ilusión que comienza con la primera copa en una terraza soleada, y acaba con la última tirado en un sofá de tu salón.
Se había descubierto el final del libro, antes de pasar la segunda página de su vida.

Y entre palabras en el tiempo, pues no hizo falta nada mas, el niño murió.

Cayó sereno con la mirada fija en la herida, frente al causante de su reprobo
con un dolor callado de aquel que prefiere guardarse la muerte para uno mismo
y ciego, sordo y mudo, tal cual apareció ante su pelotón de fusilamiento,
 antes de recibir su primer disparo, cogió su poema escrito, y lo quemó.







Raiben