No se lo que es, no se lo que quiere ni de donde viene, pero es lo mas macabro que he visto nunca.
Había quedado con mi colega Enrique, para comprar un gramo de materia verde y fumarnoslo tranquilamente en la casita. Salimos un rato de fiesta con Lorena, con Alfonso y con el resto de la trupe.
Allí estuvimos hablando de nimiedades y cuando alcanzamos el nivel etílico necesario, de filosofía y política...
Fue allí donde escuché el puñetero termino; "muerte súbita".
Eso que supuestamente, "te mueres y ya está", puede cogerte corriendo, en la playa, o... durmiendo.
Nos fumamos ricamente todo el material hasta que nos quedamos satisfechos, y tras ver alguna serie de cachondeo decidimos irnos a dormir, mañana seguiríamos con la compra.
Lo recuerdo todo con total nitidez, falló en su modo de actuar, lo se porque estoy vivo, pero no creo que nadie mas pueda corroborarlo, por eso deseo haceroslo saber, no quiero morir, no quiero desaparecer, solo tuve mala suerte.
Al parecer, cuando dormimos y soñamos, no son delirios mentales, no es imaginación Es un vuelo tántrico o alguna flipada de esos hippies tibetanos, salimos de nuestro cuerpo y vamos a mundos paralelos inventados por nosotros mismos o por otros...
Ahí estábamos Enrique y yo, en esa habitación oscura, oxidada, donde a penas nos veíamos a nosotros mismos y un oscuro pasillo por delante. No teníamos hierba en ese sueño, así que decidimos seguir el camino. Enrique parloteaba y farfullaba alegremente (según creo recordar) sobre el tetamen de la rubia que conocimos esa noche y me animaba el viaje pero pronto una especie de desesperanza se instaló en nosotros.
Pronto Enrique se fue callando hasta que el zumbido de nuestra sangre en los oídos fue el único sonido que eramos capaces de oír. Mutismo oscuridad y pesadumbre, pero seguíamos caminando por ese pasillo neblinoso, pasando otros caminos, siempre en dirección recta.
http://www.youtube.com/watch?v=xtppf3xkby4 |
De pronto, del silencio empezó a oirse un leve siseo, como el de la tela al rozarse con algo, que se fue incrementando conforme nos acercábamos al final del pasillo. De repente, toda iluminación desapareció. Enrique me llamaba, pero no podía verle, hasta que nuestros ojos (porque sé que el tambien lo estaba mirando) se fijaron en que algo se movia al final del pasillo, lento, impasible hacia nosotros.
De repente escuché un leve chillido, ese que hasta el mas varonil de los gigantes emite cuando su mas oscuro terror toma forma ante sus ojos. Ese ultimo sonido que emite un animal cuando su cerebro no reacciona, cuando el instinto sabe que no tiene nada que hacer, que está destinado a morir.
Enrique chillaba, chillaba como un cerdo de matadero ante esa cosa, que no tenia forma. Chillaba con los ojos desorbitados, sus venas parecían a punto de estallar, su pulso era una onda sónica que hacía vibrar la estancia con la cadencia de una gatling disparando contra el metal. Gritó un leve "corre" (que fue lo ultimo que escuché de él para siempre) y lo vi desaparecer detrás mía hacia el pasillo, corriendo como alma que lleva el diablo.
Entonces cometí el error, (ahora lo se, tarde, que nunca debes hacerlo) de mirar esa sustancia oscura, que empezaba a tomar formas grotescas. Sabía que lo estaba mirando, y al parecer de eso aprendió.
Tomó en un momento mil formas, se tornó araña peluda y patilarga, con colmillos goteando veneno, y mil ojos enfocándome Se transformó en muerte, y vi a mi madre morir sádicamente, le atravesó los ojos con sus patas sangrientas y la clavaron en la pared. Vi a mi padre devorado vivo por la araña, mientras sacaba sus entrañas una a una y se las hacía mirar.
Vi a mi hermana corriendo por su vida, hasta que la agarraba y la destripaba viva, dejando un rastro enorme de sangre mientras corria arrastrando sus intestinos.
Entonces lo descubrí, ya que se tornó agua, y llenó todo habitáculo Mi miedo se acrecentaba conforme el agua subía por mi cuello, y creí enloquecer cuando tocó techo.
Moviese hacia donde me moviese, no veía luz alguna, solo estaba bajo aquel líquido, aguantando la respiración, notando como mis pulmones luchaban por hacer entrar algo de aire, pero todo era agua. Agua en mis ojos, agua en mi nariz, agua en mis pulmones y oscuridad.
Por alguna razón, el saber que esa cosa usaba mis miedos contra mi, me hizo brevemente libre de aquella tortura. El pasillo había quedado libre de agua pero ahí seguía ese horrible rastro que mi hermana había esparcido, con su sangre, siguiendo el camino de Enrique.
"¿Por qué no despierto?" me pregunté, ya que sin duda ese era el momento ideal de destaparse sudando de la cama y darte un paseo para relajarte. Pero no podía, había que hacer algo, estaba atrapado dentro de mi sueño. Entonces la cosa empezó su leve bamboleo en mi dirección. Pero esta vez no era silencioso. Sonaban martillazos contra el metal (si es que así sonaban sus pasos) e iba, poco a poco, acercándose hacia mi.
Sin otra via que coger, sin otra cosa que poder hacer, corrí, corrí como una exhalación Resbalé con la sangre, con las extremidades de lo que antes había sido mi hermana, pero nunca me atreví a mirar a esa cosa que me seguía. Tenía el miedo irracional de que, si volteaba la vista y la miraba, moriría en aquel mismo instante. El martillear incesante de sus pasos me seguía. Da igual cuanto corriese, se acercaba, y cada vez mas rápido.
POM... POM... POM...
Entonces volví a la habitación del principio. Enrique estaba en una esquina, sollozando. Lo vi difuminado, había perdido esa claridad con la que algunas veces vemos a la gente en los sueños, y de repente me miró. Me fijé en sus ojos, el tiempo justo para ver como miraba detras mio, y sus pupilas se hacían microscópicas. Sus ojos empezaron a inyectarse en sangre y comenzó a gritar como un descosido.
¿Habeis oido el grito desesperado de una persona cuando va a morir de manera horrible? ¿Habeis visto alguna vez a alguien, levantarse del suelo, reptar contra natura hacia una esquina del techo, y comprimirse en un amasijo de carne y huesos hasta que su chillido se tornase un gorgoteo de burbujas en una masa de sangre?
Entonces cerré los ojos y corrí, no se si atravesé a esa cosa, solo escuchaba el crujir de huesos y el apagado burbujear de lo que hasta hace unos instantes había sido Enrique, alejándose.
Corrí a ciegas y en todas direcciones sin tropezarme con lo que supuestamente habrían sido las paredes de los pasillos, "sus salas":..
De repente, me encontré en mi cuarto. Llamé a mis padres, pero no estaban, entonces me levanté para ir a buscarles. Aunque tenía una extraña sensación, tenía sueño y no veía las cosas bien. Descubrí que mis padres no estaban. No había nadie.
Supe que seguía soñando cuando vi sangre en las escaleras. Entonces volví a oirlo
POM... POM... POM...
Una mezcla entre nudillos golpeando una puerta, y un martilleo metálico era ESA COSA, y me estaba persiguiendo. Bajé corriendo al almacén y me escondí en un barril, esperando en un ovejil instinto que cerrando los ojos me salvase. Los sueños, sin duda caprichosos, me abrieron un camino dentro del barril; unas escaleras que descendían hacia un camino de velas. Conforme avanzaba se iban apagando tras de mi,
POM...
Empecé a divisar algo al final del camino, y vi que tras de mi solo se extendía la mas absoluta oscuridad.
POM...
Era una especie de crucifijo enorme, metálico, y había algo o alguien allí, me acerqué para verlo mejor.
POM...
Eran mis padres, sujetos en una horrible y carnavalesca mueca, digna del mismo infierno.
Entonces, sintiendo una vez mas su presencia, me volvi...
Y desperté. Desperté en la casita, en el sofá, y vi despatarrado a Enrique, como se había acostado la noche anterior. Fui a despertarlo, pero no reaccionó, había muerto, y yo sabía por qué.
Los medicos diagnosticaron "muerte súbita", mis padres no me escucharon, mi hermana cree que estoy loco.
Por eso me he largado, no quiero dormir, no pienso dormir nunca mas, o terminará el trabajo.
Posiblemente, esta sea la ultima vez que escriba esto, solo quiero que lo sepáis, que no lo hagáis.
¡NUNCA LO MIRÉIS! u os alcanzará.
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En los años 70 empezaron a salir artículos periodísticos, publicados en el tabloide Los Angeles Times, acerca de un grupo de refugiados jemeríes que, tras huir a Estados Unidos debido al genocidio que en ese momento ocurría en Camboya, empezaron a sufrir pesadillas perturbadoras, después de las cuales la mayoría de ellos se negó a dormir. Poco después, varios de los refugiados terminaron muriendo mientras dormían en su sueño.
Raiben
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En los años 70 empezaron a salir artículos periodísticos, publicados en el tabloide Los Angeles Times, acerca de un grupo de refugiados jemeríes que, tras huir a Estados Unidos debido al genocidio que en ese momento ocurría en Camboya, empezaron a sufrir pesadillas perturbadoras, después de las cuales la mayoría de ellos se negó a dormir. Poco después, varios de los refugiados terminaron muriendo mientras dormían en su sueño.
Las autoridades médicas bautizaron entonces al fenómeno como “el síndrome de la muerte asiática”. Cuenta Wes Craven que le impactó especialmente la historia de un joven de 22 años que sufría de horribles pesadillas, hasta el punto de negarse a dormir por miedo a morir repentinamente. Se mantuvo despierto artificialmente, mientras sus padres trataron de darle pastillas para dormir a escondidas. Después de cuatro o cinco días, este joven fue encontrado muerto. El director se quedó muy sorprendida por este hecho y poco después maduró la idea de hacer una película sobre el tema: el icono del cine de terror Frederick Charles Krueger había despertado.
Raiben