miércoles, 20 de diciembre de 2017

XLVI - Cuentos de la vieja yaya

En el abismo del paraíso, custodiado por un zorro listo.
La piel no sufre las inclemencias del invierno,
teniendo por infierno el de vivir de allí lejano
Adán lanza, queriendo desbordarlo, lagrima al lago, 

- ¿Qué pretendes, oh humano con ese fútil gesto? - pregunta el perro taimado
- No es, sino una esquirla del alma mía, que aquí se ha cristalizado

Sapere aude
La hierba se sacude, al juego de los latidos
responde al terremoto, el morir de los sentidos.
Crujen las montañas, descienden los rios
y al final caen los dioses abatidos.

Pecado capital, pues siniestra sierpe
persigue a Lilith por una fuente
la asustan las furias con cuentos remotos
ella teme la respuesta del otro.

- No fuera mi tiempo eterno, para contigo compartirlo,
inconmensurable mi alegría, poder dártelo amor mio - dice una.

- Y no son sino dos lunas en el cielo frente a mi brillando
que me da paz en esta noche que por desgracia está acabando -  dice el otro

Mas el daño ha sido hecho, oh Harpócrates, viejo inquino.
Ego volo te
La serpiente en su descenso, ha matado ya su oído.
Y los poemas no se oyen, y las sonrisas no se sienten.
Gesticulando los condenados, uno frente a otro en desatino.

Mas como Cronos, apiadase de los sordomudos
les da a sus manos la robada inteligencia
y es con el tacto que los amantes silenciosos,
en la quietud del paraiso, se inmolan con prudencia.

Despierta al poco astuto zorro,
tras el monte se eleva la aurora
alumbra dos cuerpos moribundos
muertos de amor, tras la ventana.







Raiben

martes, 19 de diciembre de 2017

XLV - Dolore antiquis

Deambulo en la soledad de un camino por mi elegido.
No por ostracismo o aleatoriedad
sino por la determinación de un destino
escrito desde el principio para mi historia.
Diatriba muda

Como un peregrino o un exiliado
ante la mirada desconcertada del viejo público
en la puerta de algún tugurio desvencijado
escribo estas letras con el desánimo de un viejo cansado.

Extraña figura, la del poeta ebrio,
emulando el suicidio del padre
invitado por su confidente y camarero
ora calvo, ora gordo, mirada sonriente
de quien paga con pecunio, celeridad a la muerte.

Y no es sino infortunio, la leyenda del tiempo
comentar la jugada sin aspaviento,
Corazones sordos
mientras detrás cien bocas y ojos ardiendo
escriben mi epístola y leyenda
con oscuro mentar y remiendo.

No es exilio (insisto) ni odio,
las huellas que marcan el guión de mi destino
sino un amor siempre vedado
por un negar al miedo repentino.

Y mientras se suceden cubatas sempiternos
ante la inexistente mirada de los parroquianos
se quedan atrás los viejos mitos
y el candor de viejos amigos

Arena que se seca bajo el cielo
castillo que se derrumba entre los dedos
y sin embargo ya no duele
la costumbre al desatino.







Raiben

miércoles, 13 de diciembre de 2017

XLIV - Bulería de Jazmines

Puede que mi amor a veces queme
otras que huya del tremor
pero no dudes d'ello mi niña
que por ti me muero yo

Al soñar veo tus ojos
al despertar está tu olor
que injusto tenerte tan lejos
Una jarilla y una canción
no poder sentir tu calor

Y es tan largo este invierno
mi reina, tan corto el estío
que por no seguir tus huellas
me veo n'este desierto metío

De mirás ajenas
y extraño sentío
quien antes me queria,
tiene ara el corason partío.

Por eso mi amor aqui cantando
por largo que sea el invierno
cuando escapes del infierno
aqui t'estaré esperando.

Con este corazón ajado
del tiempo por mil cuchillos
aunque encanen mis barbas
te querré como un chiquillo.







Raiben

sábado, 30 de septiembre de 2017

XLIII - Quejío etílico.

Ay corazón corazón,
donde te has metido pequeño cabrón.
Ay corazón, de promesa sempiterno
¿Donde te dejaste, dime, el seso?

Tu sonrisa, antes enorme y bienvenida
ahora barrunta nueva sombra y es rehuida.
¿Qué le hizo a usted el tiempo, corazón?

El lago de tu alma donde los pájaros bebían
tornase ciénaga de odio donde antes bondad había.
Las uvas de la ira, para el que las quiera
¿Qué te han hecho en esta vida, corazón?

Ay corazón, te traiciona tu razón,
y cada paso es certero,  en causar dolor ajeno
¿Acaso produce esto una infección?

Ay, me duele, corazón corazón
La vivencia te ha impregnado de ponzoña
de buitres ahora es grande carroña
lo que antes fuera loa de inocencia y honor

Ay ay con razón me quejo buen señor,
que el tiempo loco a mi me diga
lo que ha de clavarseme esta espina
o si puedo alejarmela yo.

Que de nunca he sido buen guerrero
si eres paladín de la inquina
conocer los males yo no quiero
selo tu sola ¡Por Dios!






Raiben

miércoles, 27 de septiembre de 2017

XLII - Tiempos de Invierno

El lento pasar del tiempo                     
mata de amor, ira y de lujuria.                 
Ni el onanismo ya me sacia                     
ni un piropo, vicio alguno ni argucia                     
Sino el tiempo en sí;
motor mismo de mi angustia.                     

Oblicuotransversamente obvio
Y es que temo yo (entre tantas cosas)                     
cuando ya no deban de existir tales momentos                     
Y si los haya, no guarden la misma sonrisa,
que escondida ahora tras la pantalla                     
evoco de otros días ya pasados.                     

Entre besos, y aun cuando ni esos                     
por no conocernos acaso existan,
que por perdernos ya no vistan
la felicidad que antaño - ahora- contemplan.                   

En resumen el tiempo, motor inerte
que el piolet en mi frente sentencia ata
tenga esta vida por excusa, memento mori                   

Porque ellos sepan, Selena desiderata;
Inclita Troia, delenda est amori                 

Que pronto llegará, el día de mi suerte.








Raiben
(No estaba muerto, estaba de parranda)