miércoles, 11 de febrero de 2015

XL - Vesubio

Se me estruja el torso en golpe
y aglutinan las costillas
se me aprietan los pulmones
contra el frio que les mira.

Por dentro, una vorágine
dos fuegos en baile eterno
uno rojo el otro negro
intentando huir del pecho.

En la calle, ni un espejo
ni guitarra que lo narre
Lava para el hígado
tal vez al oido del viento.

Ni una piedra por asiento
perros viejos que te ladren
tal vez perdidos en el tiempo.

Y en la mutedad del templo negro
en mil maneras formas y colores
los fantasmas oníricos del reloj
en momento y orden los disponen.

Y en la faz un rostro inamovible
mirada de poker, voz neutra
con sonrisa extensible

Y en el alma un laberinto
de gritos por paredes
de golpes para moverse.

Y quema
crece
arrasa
y emerge.




Raiben